Esta enciclopedia, en 1990, era todo un referente en su ámbito. Sus 32 tomos tenían un costo cercano a los 1.400 dólares y, solamente en Estados Unidos, se vendían unas 100.000 enciclopedias al año. Seis años más tarde, con la desconcertante llegada de Internet y el gran cambio que supuso, esta cifra bajó a 3.000. Fueron duros esos años. Las cosas estaban cambiando y su producto debía hacerlo también si quería sobrevivir.
En marzo de 2012, después de 244 años, se anunció el fin de una era para la compañía: ya no volverían a imprimir la versión en papel de la enciclopedia. ¿Entonces? ¿Cerraron la empresa? Pues no. Se anticiparon y fueron capaces de prever que ese momento podía llegar así que en 2012 su edición impresa ya solamente representaba un 1% del negocio y la empresa ya llevaba 9 años presentando beneficios así que estuvieron esos años previos preparándose para tal momento. Este caso me parece un gran ejemplo para entender lo complejo e importante que ha sido adaptarse al sector digital y especialmente difícil para empresas tan tradicionales y con un producto tan asentado como en este caso que comentamos.
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